Una obra profética - Oscar Chichoni

Profecía de un visionario

__________Por Marcelo Meza

Admiro la maravillosa obra de arte de Oscar Chichoni que
ilustra la revista FIERRO, La historieta argentina, N° 3, 2007.

Son dos mujeres. Veo a dos princesas Argentanias, las veo para mí, con ojos de profeta. La del frente está cubierta solo hasta los pezones con una especie de maya acorazada de estilo arábigo, con sistemas de clavículas que resguardan el cuerpo perfecto de algún posible peligro
que le infecte sus purezas. Desde su vulva brotan los candados y las compuertas. El diseño es atemporal, pero tan dañino como una corona de espinas. Hay una mujer detrás. Una gemela morena. Quizás un clon. Despojada del atavío de su hermana un manto negro como velo y como
capa las une en afilados clavos que sus delicadas manos salvadoras comparten, Cristas, redentoras, maríos, agriamente la misma suerte. Es la totalidad de sus palmas penetradas por punzante castigo filoso las que no pierden la forma ni la compostura.

Chichoni opera de mago encantado, faquir de la verdad, profeta de un sueño que yo mismo he soñado en una obra inédita que nadie sabe cuando saldrá a luz, me temo que nunca. (1)

Sus muslos hundidos en líquido espeso no hacen más que comentarnos un lugar corrupto, aire carcelaria, un poder alcalino las alcanza, las cae y las degrada. La hermana que es sombra delicada, detrás sostiene la muñeca izquierda de su reina señalando lo superior, y, sin embargo, las manos derechas indican el líquido acuoso de la ignominia que las moja.

El decorado del palacete-máquina se funde con cerámicas y azulejos romboidales en tonos esmeraldas con un bronce abundante y arabesco del engranaje de la maquinaria. Surge un ojo espía en la pared o varios. Cuidan la espalda infinitamente hermosa que se deja imaginar. Ojo de fierro que mira ciego el acontecimiento sin ápice de inocencia girando en espiral con olor a llave neumática. Se insinúa como salida fálica del escozor de la malla aprisionando a la diva morena.
Es un péndulo maligno que cuenta su último vaivén. Sin embargo, una gruesa baba pesa de la boca de una gárgola cazada por monstruosas manos y con destino oscuro, prisionera también de algún capricho androkiano, hace daño óseo aunque no quiera.

Sutiles perlas rubíes decoran periféricas zonas de la mujer real, la que deduzco argentania. Yo veo a una Cronos, la misma que vive mil años en la piel joven, solo se dedica a comer hombres. Todavía, desde el fondo de la escena de todos los finales, se enmascara un visor, una compuerta diminuta, quizás una esperanza metálica. Parten sendos labios abiertos infectados por la rabia, ensayan una actitud quejosa. Hay algo de rebeldía en ellas, un comentario presidiario, se acerca una pregunta y otra y una más, en un conjunto maldito de dudas. Son culpables por
impolutas. ¿Hasta cuando?

Toda una epopeya esta por nacer y por morir, solo es cuestión de lo que mece a la luz y lo soborna más tarde y en Argentania su cultivo es atróz. Ellas no necesitan mirar, ya lo han visto todo.

1. Se refiere a Argentania, paraíso de mujeres. Novela de ciencia ficción inédita.
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Marcelo Meza - 2008
Acrílico de Oscar Chichoni
Biografía